“Tadááá” exclamó el muchacho al tiempo que jalaba en direcciones opuestas las puntas de la bufanda firmemente anudada alrededor del cuello.
Sorprendentemente, su cabeza permaneció intacta en su sitio.
“Mira cómo se hace…”, propuso. “¡No, no me muestres el truco!”, dijo el caminante y se fue, con la cabeza embrujada por imágenes de una hechicera distante.
Que nunca se revele la magia... es lo único que queda.
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario, Yes!
ResponderEliminar¿Cómo se le hace para recibir en email información de que alguien haya cargado algo en este blog?
ResponderEliminarUn aplauso para este truco.
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